Las emociones por la pandemia repercuten en los mercados. La pandemia que ha asolado a toda la humanidad, así como las consecuencias de la misma que actualmente estamos viviendo, han afectado a todo el mundo en mayor o menor medida. Aquí se incluyen los inversores, que han tenido que sumar la incertidumbre de la situación a los riesgos que entraña la inversión.
Sin embargo, la resiliencia humana permite adaptarse a las situaciones más adversas y desarrollar planes realistas, así como tomar decisiones complejas incluso en estos tiempos.
“En el contexto financiero, las emociones, sentimientos y factores culturales intrínsecos a cada sociedad y generación, han influido en los precios de los activos financieros en los mercados a lo largo de la pandemia, provocando una distorsión entre los precios en los mercados y la economía real”, explica Eduardo Strecht Ricou, analista senior de Libertex.
Según él, los mercados han vivido tres fases desde que se declaró la pandemia.
La primera de estas fases vino provocada por la caída del mercado del petróleo en abril de 2020, cuando el precio del barril de petróleo alcanzó valores negativos, debido a los disparados costes de almacenamiento y dio lugar a una distorsión de los precios.
Strecht Ricou afirma que “tan pronto como obtuvimos información y compilamos estrategias para enfrentar la pandemia, los precios del petróleo se estabilizaron en alrededor de 30 dólares por barril en la primera fase. A medida que surgió más certeza sobre cómo lidiar con la pandemia, y mantener la economía en funcionamiento con restricciones de distanciamiento social, los precios del petróleo volvieron a niveles pre pandémicos de alrededor de 60 dólares. Más que nada, el movimiento inicial en los precios del petróleo fue la acción emocional del pánico”.
La llegada de las vacunas, así como las medidas tomadas por los gobiernos, hicieron que los mercados fueran recuperando la confianza. Los poderes políticos y los bancos centrales señalaron a los mercados que estaban preparados para resistir las crisis económicas y sociales.
En esta segunda fase, después del miedo y el pánico, “la codicia pareció apoderarse de los mercados financieros”, según Strecht Ricou, “una señal de que la historia se repite”. El analista explica que la corrección de precios demostrada entre marzo y mayo de 2020 atrajo a muchos nuevos inversores a los mercados.
Por otro lado, reducir el coste del dinero (las tasas de interés fueron a cero) fue la clave para dar impulso en los mercados de valores y bonos.
Las tasas de interés de los bonos del Tesoro de Estados Unidos, generalmente, ofrecen pistas de lo que está por venir. El Tesoro comenzó a vender bonos, una señal de la primera lucha significativa a la que se enfrenta para financiar el paquete de estímulo de 1,9 billones de dólares, aprobado por el Congreso estadounidense.
En China, las señales de que el gobierno podría reducir el ritmo de los estímulos monetarios y fiscales han llevado al mercado a corregir, principalmente por el rápido aumento de la deuda corporativa en ese país. Esto indica que el desapalancamiento de la economía debería ser una de las prioridades del año.
Debido al optimismo sobre los programas de vacunación, la aprobación del paquete de estímulo en Estados Unidos y la reanudación de la actividad económica a nivel mundial, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha revisado su pronóstico de crecimiento del PIB mundial del 4,2% en noviembre de 2020 al 5,6% en 2021.
Todavía están por llegar algunas incertidumbres en los mercados financieros. Según Strecht Ricou: “Por un lado, acabamos de doblar la esquina para reabrir la economía a nivel mundial. Sin embargo, los mercados financieros siguen viviendo una volatilidad muy alta, lo que aumenta los riesgos de inversión”.
La emisión de letras del Tesoro y la presión inflacionaria sobre las economías, sumadas a que los mercados de acciones y bonos se acerquen a máximos son, sin duda, factores determinantes para que continúe la tendencia alcista o comience una corrección.
El analista de Libertex concluye: “Para las posiciones a corto plazo, reducir la exposición para reducir el riesgo. Debido a que los fundamentales están distorsionados, esencialmente adoptar una estrategia técnica con preferencia por posiciones en activos líquidos, como índices y acciones de gran capitalización. Además, emocionalmente, prepárate para cualquier movimiento repentino en los mercados, ya sea una corrección o una subida. Los inversores deben prestar atención a los datos de inflación y cómo se desarrollan las tasas de interés de los bonos del Tesoro de los EEUU porque estos determinarán la tendencia a corto plazo”.
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