La subida en el rendimiento de los bonos: ¿oportunidad o amenaza para las bolsas? es el principal debate para el mercado en el momento actual. Hay analistas que consideran a este fenómeno un riesgo para las bolsas, aunque para otros expertos es una oportunidad. Estas son las claves para determinar dónde pueden estar esas amenazas y oportunidades que identifican los expertos.
Los analistas de Credit Suisse anticipan que la rentabilidad del bono americano a 10 años de Estados Unidos puede subir hasta el 1,8% – 2% debido a varios factores. En primer lugar, la posibilidad de que el crecimiento de la economía estadounidense se dispare hasta el 7% – 8% en 2021 debido a los estímulos fiscales.
Además, señalan que la subida de las bolsas ha generado 9,3 billones de dólares en ganancias de capital, al mismo tiempo que la pandemia ha provocado un exceso de ahorro en EEUU de 1,5 billones. “Vemos que las expectativas de inflación pueden subir hasta el 2,5% – 3% desde el 2,15%”, afirman.
En su opinión, la Fed actuará para controlar las rentabilidades si comienzan a subir de forma exagerada. Según su valoración, un rendimiento por encima del 2% para el bono americano a 10 años sería “un problema para las bolsas“, porque “afecta a las acciones a través de la valoración, la carga de intereses y el flujo de fondos“.
Sin embargo, consideran que los mercados podrán soportar un aumento de los rendimientos porque “históricamente, las acciones no se han depreciado hasta que la inflación no ha superado el 3%“, cosa que, según sus previsiones, no ocurrirá. Su pronóstico es que el IPC subyacente, indicador válido para la Fed, no pasará del 2,8% a lo largo del año.
Para Credit Suisse, las bolsas que más pueden sufrir por este fenómeno son Wall Street y las acciones suizas, mientras las acciones de “Españae Italia suelen hacerlo mejor” cuando se produce esta dinámica. Por sectores, los más castigados son las inmobiliarias y las eléctricas, mientras los bancos y las automovilísticas son los más beneficiados.
Por su parte, Russ Mould, director de inversiones en AJ Bell, comenta que la subida en la rentabilidad de la deuda pública, no sólo en EEUU sino en todo el mundo desarrollado, tiene tres consecuencias negativas para la renta variable.
Por un lado, el aumento de los rendimientos de los bonos “significa que la renta fija ofrece una alternativa más atractiva para los buscadores de rentabilidad, que cambian su asignación de activos de acciones a bonos”.
En segundo lugar, “el aumento de los costes de los intereses afecta a las ganancias corporativas“, lo que a su vez hace más exigentes las valoraciones bursátiles.
Y en tercer lugar, la subida de las rentabilidades de la deuda pública “impulsa la tasa de descuento que utilizan los analistas en sus modelos de flujo de caja descontado (DCFs)”. Así, “cuanto mayor sea la tasa a la que se descuentan los flujos de efectivo futuros a su valor actual neto (NPV), menor será el valor de la acción”.
Russ Mould añade que “este es un problema particularmente grave para las empresas con mejores previsiones a futuro, porque la inversión ahora descuenta mayores ganancias y flujo de caja en el futuro”; y afecta a “acciones de tecnología y acciones de biotecnología“. Este análisis explica que las ventas en estos sectores sean más importantes cuando sube el rendimiento de los bonos, como ha sucedido en los últimos días.
En cambio, los analistas de Morgan Stanley no están preocupados por este fenómeno. Al contrario, lo consideran positivo, ya que históricamente, “las acciones mundiales obtuvieron mejores resultados cuando los rendimientos y las expectativas de inflación aumentaron de manera conjunta“.
En su opinión, que los rendimientos de la deuda suban porque se espera un mayor crecimiento económico y más inflación es positivo, porque “proporciona una compensación potencial a una tasa de descuento más alta” para las acciones. Según sus previsiones, las rentabilidades de los bonos no subirán demasiado, e incluso terminarán el año en los niveles actuales (1,45% para el bono de EEUU a 10 años).
Así, los activos que mejor pueden comportarse en este entorno son los bancos americanos y la renta variable de la zona euro. En base a su valoración, son activos que no cotizan caros y además “tienen una exposición atractiva a un escenario de tipos más altos”.
Por tanto, el debate continuará en las próximas semanas y los inversores seguirán vigilando de cerca el comportamiento de los bonos, así como las expectativas de crecimiento e inflación y su impacto sobre las bolsas. Lo más importante, en este escenario, es saber calibrar cuáles son los riesgos y oportunidades.
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