“El valor fundamental del Bitcoin es cero”. dice Nouriel Roubini economista de la Universidad de Nueva York, famoso por haber anticipando el crack de 2008.
“Elon Musk quizás lo esté comprando, pero eso no significa que todos deban hacer lo mismo”, provoca desde un artículo en Financial Times, Nouriel Roubini, economista de la Universidad de Nueva York famoso por haber anticipando el crack de 2008.
Se refiere al bitcoin, al que el creador de Tesla ha empujado en su cotización con menciones en redes sociales. Roubini se muestra escéptico y a la vez alarmista sobre la cripto que está en boca de todos.
“Las afirmaciones de que el bitcoin es el nuevo “oro digital” están alimentando una nueva burbuja en esa y otras criptomonedas.
En la última, que se formó en 2017-18, el bitcoin pasó de valer u$s 1.000 a u$s 20.000 y luego volvió a caer a u$s 3000 a fines de 2018″, escribió el economista.
Y agrega que: “Dado que el valor fundamental del bitcoin es cero y sería negativo si se aplicara un adecuado impuesto al carbono que genera su contaminante producción masiva, que requiere mucha energía, mi pronóstico es que la actual burbuja terminará finalmente en otro estallido”.
Roubini dice que referirse al bitcoin o a las otras criptomonedas como “monedas” es equivocado.
“No son una unidad de cuenta: prácticamente nada determina su precio. No son un medio de pago escalable: con el bitcoin se pueden hacer cinco transacciones por segundo mientras que la red de Visa hace 24.000.
Las compañías con todos los papeles en regla apenas utilizan el bitcoin como medio de pago de bienes y servicios, aunque Tesla dijo que tenía previsto empezar a aceptarlo”.
El gurú dice que las criptomonedas no son un depósito de valor estable y que “incluso algunas conferencias sobre criptomonedas se niegan a aceptarlas para el pago de las entradas al evento”.
“Los volátiles movimientos de precios pueden borrar cualquier margen de ganancia del comerciante en cuestión de horas. Ni siquiera están denominados de manera constante para que permita a los usuarios comparar los precios relativos de los bienes. Esta dependencia de diferentes tokens es, en efecto, una vuelta al trueque.
Los Picapiedras tenían un sistema monetario más sofisticado basado en un punto de referencia: los cavernícolas de los dibujos animados utilizaban conchas de mar”, sostiene.
El economista insiste en que las criptomonedas no generan renta, “no tienen ninguna utilidad, no sirven para hacer pagos ni brindan otros servicios. Ni siquiera son anónimas porque la tecnología de cadena de bloques subyacente facilita el rastreo de los pagos.
Es sólo un juego en una burbuja de activos especulativos, peor que la tulipomanía, ya que las flores tenían y siguen teniendo utilidad. Su reserva de valor contra los riesgos de cola no está probada.
Y lo que es peor: algunas criptomonedas, llamadas shitcoins (monedas de mierda), son directamente estafas financieras o son devaluadas diariamente por su patrocinador”.
También se mete contra stablecoin, que “aseguran ser superiores”. Sin embargo, “las autoridades de Nueva York ya están investigando si una de ellas, Tether, se está utilizando para manipular el precio del bitcoin”.
Y contra la descentralización prometida con las criptos. Cita a Vitalik Buterin, cofundador de la criptomoneda Ethereum, quien según Roubini sostiene que “ninguna criptomoneda puede ser al mismo tiempo escalable, segura y descentralizada.
Los sistemas financieros tradicionales son escalables y seguros: si te piratean o roban la tarjeta de crédito o la cuenta bancaria, estás cubierto. Pero están centralizados porque los participantes y los activos han sido verificados por instituciones de confianza. Ahora mismo, las criptomonedas no son ni escalables ni seguras. Si te roban o pierdes tu clave privada, los activos desaparecen para siempre”.
Contra esta cuestión dice que “los mineros oligopólicos controlan la mayor parte de la minería de bitcoins. Muchos están fuera del alcance de las fuerzas de seguridad occidentales en lugares como China, Rusia y Bielorrusia, lo que es una pesadilla de seguridad nacional”.
“Esto socava las afirmaciones de que las criptomonedas descentralizarán las finanzas, brindarán servicios bancarios a las personas no bancarizadas o harán ricos a los pobres.
La blockchain o cadena de bloques permite transferir dinero barato a los refugiados, pero es mucho más probable que las criptomonedas sirvan de tapadera a estafadores, timadores, evasores de impuestos, delincuentes, terroristas y traficantes de personas”, denuncia.
Dice Roubini: “Nuestro mundo sufre crisis financieras, riesgos geopolíticos y una política monetaria muy blanda. Es creciente la demanda de activos seguros que sirvan de cobertura contra la inflación, la devaluación de la moneda y los riesgos de cola. El oro, los bonos indexados a la inflación, las materias primas, los bienes inmuebles e incluso la renta variable son todas opciones razonables”.
Y cierra: “El arriesgado y volátil bitcoin no encaja en las carteras de inversores institucionales serios. Muchos de sus inversores minoristas son inocentones manipulados por un ejército de ventajeros con información privilegiada y vendedores de aceite de serpiente. Elon Musk, de Tesla, y Michael Saylor, de MicroStrategy, pueden apostar su casa al bitcoin. Eso no significa que usted deba hacerlo”.
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