El proceso de inversión y el aprendizaje para convertirnos en un inversionista exitoso; no esta exento de los errores.A continuación le compartimos los 20 errores que cometen los inversionistas novatos, detallados en el documento : «Tips for avoiding the top 20 common mistakes», de Robert Stammers, director de Educación del Inversor en el CFA Institute.
Algunas personas que inician en el mundo de las inversiones suelen esperar grandes retornos y esto no es apropiado. A veces ganar una suma significativa de dinero podría tomar un tiempo considerable. Nadie puede predecir ni controlar las ganancias que pudieran generarse en el mercado. Por eso mismo no debes fiarte de informaciones sobre posibles ganancias suministradas por terceros que ni siquiera conocen tu perfil de riesgo ni tus objetivos de inversión.
La rentabilidad que pudieras tener al hacer una inversión depende en parte de tus objetivos. Si no tienes propósitos es difícil decidir cuál es la inversión apropiada. No es lo mismo invertir para el retiro que para un gasto fuerte como la compra de un carro o una casa. Cuando se tiene eso claro es más fácil la tarea de escoger la inversión adecuada.
Algunos inversionistas se aferran a un sector, o a un tipo de producto, porque piensan que pueden darles suficiente retorno con un riesgo pequeño. Sin embargo, olvidan que a veces el mercado puede moverse en contra suya y arruinar su inversión. Por eso es que se necesita tener los huevos puestos en diferentes canastas: tener un portafolio de inversion balanceado, que provea niveles apropiados de riesgo y retorno en distintos escenarios del mercado.
Especular en el desempeño de tu inversión a corto plazo podría ser la actitud perfecta para que «desbarates con los pies lo que hiciste con las manos». Este examen a destiempo te impulsa a reconsiderar tu estrategia demasiado rápido y modificar tu portafolio. Debes ser consistente con los objetivos de inversión y tolerante al riesgo.
Algunas veces, por pánico o avaricia, ciertos inversionistas cometen el grave error de comprar caro y vender barato, rompiendo el principio fundamental de todo buen inversionista, que ordena lo contrario. En muchos casos, los que compran caro lo hacen en un intento por maximizar sus ganancias a corto plazo, en vez de pensar en las ganancias de largo plazo.
Hacer una inversión hoy y en un mes cambiarla a otra a largo plazo trabaja en contra del inversionista. Los costos de operación, transacción, del tiempo (costo de oportunidad) se van acumulando y en el largo plazo cualquier pequeña ventaja que pensabas capturar saltando de un sitio a otro se diluye o incluso te trabaja en contra. Es preferible quedarte con una decisión un tiempo prudente para que se vayan desarrollando los factores económicos que van a impactar positivamente en tu inversión.
Un error muy común de inversionistas novatos (y no tan novatos) es no tomar en cuenta las comisiones, cargos, impuestos y otros “costos hundidos” que pueda implicar algun procedimiento o transacción, como tener un tipo de cuenta «x» o vender un título. Es importante que trabajar con productos cuyos costos administrativos tengan sentido y no representen una significativa parte de lo que podríamos ganar.
Tomarlos en cuenta, sí, pero no tomar decisiones sólo en base a ello. Algunas personas se bloquean e invierten en los que no pagan impuestos. No se detienen en el hecho de que aunque algunos pagan impuestos pueden darle mejor rentabilidad que aquellos que no están gravados.
Tienes un portafolio impecable, pero resulta que en el primer trimestre del año los escenarios que te planteaste son muy distintos y definitivamente no te favorecen. Significa que es tiempo de recapitular y tomar las decisiones de lugar. No puedes dejar que el tiempo pase sin más: las cosas cambian y si es preciso, tú también tendrás que hacerlo. Revisa por lo menos una vez al año tus inversiones para que te asegures de que en verdad vale la pena seguir con ellas tal y como están en este momento.
Muchas veces, quizá buscando liquidez inmediata, la gente invierte en productos de corto plazo. Asume riesgos pequeños, teniendo objetivos ambiciosos, como comprar una casa en cinco años, por ejemplo. En este caso se está asumiendo el riesgo equivocado porque el retorno que se quiere es insuficiente para el propósito. Se debe asumir el riesgo que esté de acorde con nuestros objetivos de inversión.
Muchas veces un inversionista tiene un proyecto, por ejemplo, comprar un inmueble para alquilarlo. Olvida que hay detalles que van atados a su inversión: pago de impuestos, mantenimiento, mejoras a la propiedad, entre otros. Si no se toma en cuenta estos aspectos al momento de evaluar el verdadero retorno de esa inversión podemos terminar perdiendo.
Llevarse solamente de lo que diga un medio de comunicación para tomar una decisión relacionada con las inversiones es un gran error. Los inversionistas expertos usan fuentes depuradas y, además, hacen sus investigaciones y análisis particulares.
Es mirar solamente el porcentaje de interés que podríamos ganar en una inversión si las cosas terminan siendo tan perfectas como se plantearon. La verdad es que el rendimiento está asociado al riesgo y a mayor retorno es también superior el riesgo que asumimos.
Es un error tratar de adivinar en un tiempo inmediato, por ejemplo, cuál es el punto más bajo en el que una acción se ha devaluado significativamente o adivinar cuándo no caerá más, o viceversa, ver en qué punto no subirá más y vender el título.
No decida únicamente en base a la opinión que otras personas le han dado, aunque sea un experto. Pida referencias sobre las fuentes en la que se basan ciertas ideas de inversión y compruebe usted mismo si son acertadas. Hay muchas bases de datos en la web en la que los inversionistas pueden ver los mismos datos que sus consejeros y así estar más confiados en lo que están haciendo.
Dejarse asesorar de un primo o un profesional que conozca de un mercado distinto al que se quiere hacer la inversión es un grave error. Busque a un profesional cualificado que lo oriente.
Esto aplica para todo en la vida y también influye muchísimo en las decisiones financieras. Un evento de corto plazo, por ejemplo un ataque terrorista, hace que los inversionistas tomen decisiones rápidas. Hemos visto cómo en Europa el Brexit y algunos ataques terroristas provocan que los mercados se desplomen: mucha gente vende barato, luego el mercado se recupera y quien vendió termina perdiendo.
Usualmente, cuando se toman decisiones a mediano y largo plazo, los inversionistas se enamoran de ciertos rendimientos que pudieran parecerles altos en una determinada moneda. En este caso hay que comparar con una alternativa en otra divisa y considerar la inflación para ver realmente si hay una ventaja o no.
A veces solamente se estima el rendimiento nominal y se olvida que el poder adquisitivo del dinero que se invierte ahora no será el mismo en el futuro, ni siquiera al agregar el rendimiento que reporte la inversión.
La gente planifica la inversión, luego pospone, pospone y pospone dar el primer paso. No hay que tomarse tanto tiempo en eso. Empiece aunque sea con $10 . Eso ayuda a crear el hábito y es sumamente importante.
Muchos inversionistas, por temor o estar conscientes de que no pueden adivinar qué pasará con el mercado, se quedan con un ahorro disponible para invertir. En cambio, no intentan controlar lo que sí pueden, como por ejemplo, lo planteado en el punto anterior.
¿Qué más podemos controlar? Empezar a invertir desde que se pueda, de manera diversificada. Si tienes temor de que algún segmento de mercado o industria, clase de activo, pueda tener caídas bruscas, entonces empieza desde el principio a invertir de manera diversificada.
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